dispersa y distraída,
despalidecía en la claridad.
Aturdida en medio de las realidades,
vacía de pensamientos,
carente de sentimientos,
ausente frente a su presencia, yacía.
Esa mente vagaba dentro de luces,
corría sobre ese lago,
rodaba sobre las espinas de aquella luna despedazada.
El corazón late con furia,
éso alrededor de aquella estela,
distante se opacaba en la oscuridad,
y en la cercana roca vislumbraba su paz.
Y tocaba aquella fugaz sombra,
arrastrando su frialdad,
corrompiendo la alegría de cada momento,
asfixiándose en su atmósfera astral.
.. Y sin aliento se veía caer
palpándolo completamente sin saber
que esa marca dilatada quedaría sin tener.
Ánghela Di Marín
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