lejos de las ideas abstractas e irreales de un supuesto espacio lejano y sombrío,
mucho más cerca de lo que crees, mucho más común,
están las almas que llamas perversas y desgraciadas,
ésas a las que le acreditas toda la destrucción, maldad y desolación que percibes a tu alrededor.
Creyendo que se trata de monstruos y espectros malditos,
con miles de cabezas y muchos ojos, con poderes luminosos y conjuros en otras lenguas,
te sientes muy protegido y alejado de esos seres,
sin saber que no es como te lo imaginas; que no estas a salvo,
que por el contrario están en todos lados.
Destruyen lenta y progresivamente cada elemento a su paso,
siendo los más siniestros aquellos que gobiernan y dirigen multitudes de los tuyos,
quienes promueven guerras más sangrientas que cualquier relato de demonios,
capaces de establecer por ambición y codicia medidas/ leyes/ decretos para generar pobreza, matanzas, suicidios, enfermedades, desnutrición y desesperanza,
seres que no tienen piedad y acaban con su propia raza y planeta,
impulsando una maquinaria apocalíptica que crees distante o metafórica.
No son criaturas malditas en un lugar remoto y lúgubre, ni demonios o espectros gigantes,
han sido ustedes mismos, la raza humana, ególatra y soberbia; hostil y sanguinaria,
los que firmaron su sentencia de muerte mediante votos, por tratarse de mentes débiles y maniobrables,
todos ustedes, manipulados y acaudillados, son los que han contaminado, ulcerado y zozobrado a su propio hogar en el más insondable tártaro, del que no hay repliegue que valga,
humanidad entera, cándida y su contraparte incursa; todos, ecuánimes por penitentes, son los artífices de su calamidad, gracias a su avidez, lascivia, sordidez e iniquidad.
... todos, ecuánimes por penitentes; por decisión propia o por no opinar u oponerse,
... todos, porque es igual el que observa y calla a aquel que agrede.
Ánghela Di Marín
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Dibujo creado por Ánghela Di Marín © 2016. Todos los derechos reservados. |
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